Semillas de Camahueto
En el universo de
la historia presentada en “Machitún”, se dice que las criaturas marinas más
feroces y sanguinarias por naturaleza son los Kueros. Ya sea por su antigüedad
o por ese halo sombrío que envuelve sus cuerpos sinuosos cuando nadan, pareciera
que no existen otras bestias acuáticas capaces de rivalizar con ellos. Pero los
Camahuetos son de un nivel superior.
Los camahuetos son
los únicos seres que despliegan una fuerza y una magia casi incontrolables.
Nacen en las cuencas de las sub aguas que hay bajo las mareas del océano y su
errático comportamiento los suele marginar a esos vastos espacios en una
perpetua soledad; aunque ese estilo de vida ermitaño es el que más les acomoda.
Poco se sabe de cuánto llegan a crecer o cómo es la forma anatómica que
finalmente los caracteriza como especie. Nadie ha logrado saber si sus
transformaciones corporales acaban alguna vez y de hecho tampoco nadie ha visto
un cadáver de camahueto, al menos en el mar. Se sospecha que al presentir la
cercanía de la muerte, estos animales se alejan a lo más recóndito de los
abismos, para esconderse de las miradas de sus propios compañeros y entregarse
al sueño eterno. Hay quienes aseguran que incluso podría existir una zona del
piélago destinada exclusivamente al reposo de sus huesos, algo así como un
Cementerio de Camahuetos… Pero todas las conjeturas se pierden en el misterio o
en los mitos que relatan los Wedas.
Invirtiendo una
gran paciencia y utilizando esfuerzos vinculados a la magia ancestral, se puede
domesticar a un camahueto, pero tal logro jamás será permanente. Al contrario
de la nobleza de los kawellus, los camahuetos no construyen lazos de ninguna
índole. Son indómitos, y quien los pretenda gobernar debe estar consciente de
que en cualquier momento pueden rompen sus ataduras y largarse en busca de
otras experiencias u horizontes que sólo a ellos les incumben.
Hace muchísimo
tiempo (en la época del Alzamiento de las Aguas), la culebra Kai Kai necesitó
reforzar sus ejércitos de canibilos. Las incontables criaturas que se sumaron a
sus tropas no eran suficientes y precisaba de un mayor contingente de fuerzas
para la guerra que estaba a punto de producirse con las gentes de la
superficie. Garilé, uno de sus comandantes más sagaces (nombrado por ella misma
como Adalid Weichan), le planteó la idea de redoblar la ofensiva obligando a
pelear de su lado a los ariscos camahuetos. Kai Kai ni siquiera dudó en aceptar
dicha propuesta. El universo estaba sumido en una problemática extrema, y urgía
utilizar todos los recursos disponibles para alcanzar una solución. Si ya había
extorsionado a los kueros para unirse a la lucha, bien podría convencer o
engañar a los solitarios camahuetos. Si debía ofrecer algo a cambio, lo haría;
unas cuantas promesas no alterarían sus planes de venganza hacia los seres
humanos. Después de todo, ella era la Reina de las Aguas, la soberana absoluta
de todo el territorio marino.
Los hechiceros
wedas (hambrientos por ser reconocidos con un papel de mayor trascendencia en
la inminente cruzada) desplegaron todo su arsenal de conocimientos cabalísticos,
y bajo la aprobación de Kai Kai iniciaron una seguidilla de experimentos con
los camahuetos más jóvenes, o aparentemente los de menos edad. Portentosos
hechizos y osados conjuros se llevaron a cabo en las más secretas madrigueras
del océano. No fueron pocas las ocasiones en que sangre de inocentes y
culpables tiñó el cauce de las mareas. El mundo se oscureció entre la
incertidumbre y la certeza de que los enemigos de la superficie también se
estaban amando y preparando para el crucial enfrentamiento. La Gran Batalla de
las Culebras, sería a muerte.
Por mandato real, el
Adalid Weichan Garilé estuvo a cargo de todo el proceso de la investigación de
los brujos marinos. Gran parte de su labor consistió en monitorear cada uno de
sus movimientos, tanto en sus exitosos avances como en sus recurrentes fracasos.
Su vivaz ingenio militar se disparó cuando ellos lograron separar y contener de
manera artificial (o mejor dicho, de manera mágica) lo que llamaron los núcleos
o las semillas de los camahuetos. Garilé entendió que esos huraños animales no
sólo tenían una relación simbiótica con el agua, sino también con otras
materias orgánicas, como la arena, las rocas… y la tierra. Tal descubrimiento
le condujo a una idea en particular; una en la que la intervención del Treguaco
sería de vital ayuda.
Si su deducción era
correcta y su intuición no le fallaba, aquellas semillas de camahuetos harían
la diferencia en los asaltos contra el mundo terrestre. De hecho, significarían
la victoria de Kai Kai sobre su adversaria Ten Tén Vilú.
Años más tarde,
aquel evento sería conocido como El ataque de los Camahuetos!!!